Desarraigo

Dejaste tu pueblo, provincia o país para ir a vivir a otro sitio en el cual sientes que no terminas de adecuarte?

A lo largo de la historia, los corredores migratorios dibujan diferentes trazos en los mapas indicando que, siempre, las personas se trasladaron de acá para allá ya sea por trabajo, crisis sociales o simplemente crecimiento personal.

Este migrar genera varias emociones positivas: esperanza, ilusión, motivación, oportunidad de explorar nuevos horizontes y, al mismo tiempo, sufrimiento.

Emigrar y su consecuente “desarraigo” traen consigo los pesares propios de un proceso de duelo (duelo por ese lugar perdido).

El sujeto, por momentos, es invadido por la angustia, la soledad, la frustración, el rechazo a lo desconocido, el ostracismo, el insomnio, etc., etc.

No se ríe con las humoradas o chistes que lee o escucha (tengamos en cuenta que el humor está íntimamente relacionado con la cultura del lugar), no entiende las muletillas de uso coloquial, extraña los sabores y aromas de su comida...

Todo esto, aunque previsible, no siempre es fácil de transitar.

Además, siente miedo, “infundado”, a perder su identidad, ese sello o marca que lo hace único y lo distingue de los demás.

¿Por qué es un temor infundado? Pues, porque la identidad, al ser un proceso dinámico y en constante cambio, no se pierde y la emigración, si bien al principio puede afectarla, es una gran oportunidad para desarrollarla y enriquecerla.

Si conservamos nuestras costumbres, rutinas y relaciones afectivas al tiempo que, lentamente, asimilamos las nuevas, el “extrañar” se desvanece porque lo nuevo ya va siendo parte de nosotros.

Además, la tecnología y las redes sociales tejen un “entramado" que protege y facilita una comunicación fluida con los seres queridos aunque estén a miles de kilómetros de distancia.

Otro aspecto a considerar sucede cuando los hijos nacen en el extranjero y adoptan la cultura del lugar, motivando una mezcla de sentimientos y emociones en los padres.

Por un lado, están orgullosos de que sus hijos se adapten bien al nuevo entorno y asimilen la cultura local, generando una sensación de integración y pertenencia en la familia.

Sin embargo, también pueden experimentar sentimientos de nostalgia por su lugar de origen y su cultura, y preocupación por la posible pérdida de la conexión con sus raíces y su historia personal, causando conflictos intergeneracionales debido a las diferencias culturales y a la nuevas costumbres y valores por parte de los hijos.

Es importante, cuando se experimentan esta mezcla de sentimientos positivos y negativos trabajar estas emociones para favorecer el bienestar emocional y psicológico de la familia.

Resumiendo, el sentimiento de no pertenencia al lugar donde se vive acarrea consecuencias negativas en el bienestar emocional y psicológico del sujeto, mientras que el sentimiento de pertenencia y conexión con el lugar de acogida facilita el equilibrio psíquico y emocional del sujeto.

La integración no es un proceso lineal ni homogéneo, sino que se da de forma diferente en cada persona y en cada contexto.

La integración implica un proceso de adaptación y aculturación en el que el sujeto logra establecer vínculos y conexiones con el lugar de acogida, desarrolla un sentido de pertenencia y conexión con la comunidad local, y mantiene ciertos aspectos de su identidad y cultura de origen.

Si se siente que la situación de desarraigo y emigración está afectando significativamente la calidad de vida y el bienestar emocional, es recomendable buscar ayuda profesional en terapia.

El psicoanálisis puede ayudar al sujeto a explorar y comprender los motivos y las emociones que subyacen a su experiencia migratoria y a desarrollar estrategias para afrontar las dificultades y superar los obstáculos que puedan surgir en el proceso de adaptación.

De esta forma, el sujeto desarrolla su sentido de pertenencia y conecta con el lugar de acogida al tiempo que conserva aspectos de su identidad y cultura de origen.

En resumen, el psicoanálisis es una herramienta útil para favorecer el bienestar emocional y psicológico de los inmigrantes y para facilitar su proceso de integración en el lugar de acogida.