La ansiedad

La salud mental es fundamental para nuestra capacidad de pensar, sentir, aprender, trabajar, tener una buena calidad de vida y enriquecer a la comunidad.

Y cuando surgen afecciones o malestares se recurre a profesionales para superarlos y no transitarlos en angustiosa soledad.

Estas afecciones son clasificadas por la psiquiatría como “trastornos”.

El Trastorno de ansiedad es padecido por muchas personas, que a su vez comprende diferentes tipos; de ansiedad generalizada, de pánico, obsesivo compulsivo, de estrés postraumático, fobia social, agorafobia, fobia específica y…….sigue una larga lista.

En realidad, la ansiedad se asocia a nuestra capacidad para responder (mediante la lucha o la huida) ante una amenaza (real o imaginaria). Podemos sentir ansiedad si nos persigue un feroz animal y huimos, o si imaginamos que un ser querido tuvo un accidente. La ansiedad aparece ante todo aquello que consideramos amenazante.

Ante una situación de peligro real, la ansiedad es la respuesta normal, que nos permite adaptarnos al entorno. Ante una entrevista laboral importante, un examen difícil, una nueva cita amorosa, una maratón que deseamos ganar, etc., nuestro organismo reacciona de forma adecuada para conseguir lo deseado (inundando nuestros capilares sanguíneos, aumentando la tensión arterial y promoviendo un estado de alerta máxima, que son reacciones reflejas manejadas por nuestro sistema nervioso simpático).

El problema surge cuando la ansiedad aparece sin causa aparente y sin que podamos controlarla. Estamos en la calle o en casa y, de repente, sentimos como nuestro corazón comienza a latir mas fuerte y deprisa y la respiración se acelera sin que nos sea suficiente el aire que inspiramos. Un hormigueo recorre nuestros brazos y creemos que vamos a desmayar. El corazón parece salirse del cuerpo. ¡El susto es enorme!

Luego, con los días, nos invaden pensamientos incontrolados e inquietantes, que interfieren la vida diaria y no sólo no desaparecen con el tiempo sino que se instalan, acompañando los síntomas físicos ya mencionados.

Cuando la ansiedad aparece en intensidad desproporcionada en relación al estímulo que la provoca o en ausencia de estímulo: estamos hablando de ansiedad patológica.

También Freud concibió la ansiedad como un estado afectivo en el que aparecen fenómenos como la aprehensión, sentimientos desagradables, pensamientos molestos y cambios fisiológicos asociados a la activación autonómica.

Para Lacan la angustia es “lo que no engaña” porque no se deja significar. Y en lugar de huir de ella hay que abordarla desde su imposibilidad de eliminarla. (lo desarrollaremos mas adelante).