¿Por qué sueño eso que sueño?

Los sueños son un proceso psíquico de alto contenido emocional que, desde siempre, fueron interpretados como proféticos, simbólicos, clarividentes, agoreros, delirantes, premonitorios, etc.

El psicoanálisis nos demuestra que los sueños son una realización “disfrazada” de deseos que están reprimidos y representan un camino privilegiado al inconsciente del soñante.

Durante la vigilia, la censura actua sobre nuestros sentimientos y acciones, pero al dormir, ésta se relaja, permitiendo que lo reprimido se manifieste.

Los sueños pueden leerse como una narrativa, condensada en imágenes (un imaginario) que tiene principio, trama y desenlace.

Esta narración contiene momentos de la vida pasada que aparecen mezclados y sin una ley lógica.

O sea, los sueños representan “algo" de ese mundo interno y, para descifrarlos, debemos relacionarlos con la vida psíquica y biografía de quien sueña.

El desvelar ese significado oculto produce alivio psíquico y un mayor conocimiento de uno mismo.

De ahí la enorme posibilidad que brinda el análisis de los sueños para acceder al inconsciente y con ello a sus contenidos creativos y problemáticos.

El método para analizarlos es la “asociación libre”, es decir, dejarse llevar por los pensamientos y las ideas, aun las mas nimias o tontas, hasta llegar al punto donde cesen las asociaciones. Las ocurrencias deben ser libres, sorteando la censura, la vergüenza, la culpa, la mentira, el miedo a las tonterías, etc.

El resultado será que las asociaciones de ideas llevan a un deseo reprimido comun, y esto puede repetirse con otros deseos del sueño: en el sueño puede haber varias realizaciones de deseos reprimidos.

Los sueños desagradables o las pesadillas que se repiten una y otra vez, producen la angustia que ha faltado en el momento del evento traumático y de esta forma intentan “cumplir el deseo” de elaborar tal suceso.

Hablamos de “cumplimiento imaginario” porque el deseo, en realidad, no se cumple nunca y solo hay una apariencia gozosa de que se realiza. El deseo siempre se desplaza de un objeto a otro y nunca se satisface.

Freud escribe “La interpretación de los sueños”, en el 1900, y considera un simbolismo universal para los sueños, pero luego se corrige y plantea un simbolismo personal y particular de cada sujeto. No hay simbolismo universal en el inconsciente freudiano.

La terapia psicoanalítica nos permite, a través de la interpretación de los sueños, una lectura profunda de nosotros mismos para acceder a un real conocimiento personal.